Desde el boletín informativo de Paul Ferrini, tenemos el placer de publicar estas reflexiones del autor acerca del Día de Acción de Gracias en Estados Unidos.
Año 2014
Hoy es un día de dar gracias en los Estados
Unidos de Norteamérica. Hoy, celebramos la unión de dos culturas- los indígenas nativos de Estados Unidos y los
Europeos- en paz y armonía. Se
compartieron alimentos y se intercambiaron regalos. El evento implicaba la posibilidad de que las tierras ancestrales de
los Wampanoag pudieran ser compartidas con los colonizadores europeos, y que
éstos, a cambio, aportaran algo que
beneficiara a los nativos. El trueque y la colaboración debían, a final de
cuentas, beneficiar a ambos. Si solo una parte resulta beneficiada, se siembra
conflicto y la paz se vuelve inalcanzable.
Todos sabemos que a menudo la unión
de estas dos culturas no fue una experiencia agradable. Se pueden citar
innumerables casos de violencia y explotación que nos ofrecen el lado oscuro de
la historia, proyectando una sombra aun en este día que se conmemora la gratitud y la abundancia.
Hoy por hoy en Estados Unidos los
Afroamericanos se están manifestando en las calles de Ferguson. Años de ira y
frustración reprimida a causa de la injusticia y la discriminación están
surgiendo a raíz de la muerte de un joven negro desarmado a manos de un joven
policía blanco. Un recordatorio más de que para lograr la paz, todos los
ciudadanos deben tener la vida, la libertad y el derecho a ser felices
garantizados.
Recientemente muchos de nuestros
senadores y representantes en el congreso están protestando porque nuestro
presidente ofreció una vía hacia la ciudadanía a los padres inmigrantes
ilegales con hijos nacidos en Estados Unidos. El presidente previene así que
estas familias sean separadas. Tal vez es tiempo de que los políticos se
dejaran inspirar por la bienvenida que los Wampanoag les brindaron a aquellos
que se convirtieron en nuestros padres fundadores.
Evidentemente, los seres humanos
todavía tenemos mucho por aprender. En los casi 400 años que han pasado desde
el primer día de Acción de Gracias en 1621, todavía no hemos logrado cumplir la
promesa de que un día se puedan unir dos culturas en paz, armonía y prosperidad
mutua. Hoy en particular, al ser testigos de la rabia que está surgiendo en
Ferguson, nuestro reto es encontrar ese lugar de paz y reconciliación en
nuestras propias familias y comunidades.
Como muchos de ustedes saben, mi
trabajo pide que salgamos de la negación personal y colectivamente. No podemos
enterrar nuestro lado sombrío… más bien debemos aprender a verlo y abrazarlo
con amor y compasión. Cuando lastimamos a otros, usualmente es porque no
podemos vernos en ellos. Pretendemos ser mejores aun cuando no los somos. Nadie
es mejor o peor que otra persona. El dolor existe en cada corazón así como
también existe el potencial del gozo y la
alegría en el mismo corazón herido.
La
manera de salir de nuestro dolor no es proyectándolo en los demás y tratando de
hacerlos responsables de él. La única salida es asumir la responsabilidad de
ser los portadores de amor y compasión a nuestra experiencia primero, y luego
también a la de los demás. No podemos asumir nuestro poder mientras sintamos
que somos víctimas. Recuperamos nuestro poder cuando reconocemos que de
nosotros depende cambiar las condiciones que nos atan o nos esclavizan.
Esto significa que debemos retar
nuestro propio pensamiento y nuestra reactividad emocional. Es fácil ser
negativo. Es fácil encontrar errores y culpar y avergonzar a los demás. Es
fácil sentirse superior a otros y por esto creer que tenemos derecho de atacarlos.
No hay un solo ser humano que no se vea confrontado por su habilidad de
mantener en la negación la violencia que existe en su propia mente y alma
irredenta.
Sin
embargo la redención no puede venir de fuera. Nadie puede dárnosla. La
redención viene de dentro. Nosotros somos los portadores de amor a nuestra
propia experiencia. Si no aprendemos a amar y bendecirnos a nosotros mismos
¿Cómo podemos amar y bendecir a otros?
Para aprender a amar y bendecir
nuestra experiencia, es necesario dejar de encontrar errores y culpas en
nuestra vida. Cada vez que nos quejamos, cada vez que nos enganchamos en culpar
o avergonzar a alguien más, estamos viendo el mundo desde el oscuro lente de
nuestros miedos. Debemos renunciar a este comportamiento. Cuando atravesamos la
oscuridad es necesario buscar la luz. Si no lo hacemos, no la encontraremos.
No importa cuántos desafíos tengamos
en nuestras vidas en este momento, siempre podemos encontrar algo bueno digno
de agradecimiento. El día de Acción de
Gracias nos llama a tener esa claridad. Si solo podemos ver lo malo, ¿Cómo
podrá manifestarse lo bueno en nuestras vidas? Detectar lo bueno es de vital
importancia, puede ayudarnos a transformar nuestras vidas.
Cuando puedes ver lo bueno, cuando
agradeces lo que tienes, cuando celebras el amor que está presente en tu vida,
creas abundancia y atraes más amor a tu vida. También funciona al revés, cuando
solo percibes lo que te hace falta o lo que no es suficiente para ti, creas más
carencias en tu vida. Esta es la conciencia de la escasez. Va de la mano con el
sentimiento de ser víctima.
¡La decisión es tuya! Y si, ¡es una
decisión!
Hoy, elegí recordar que de mi
depende, que es mi responsabilidad apreciar todo lo bueno que hay en mi vida y
agradecer lo que tengo. Aun cuando hay desafíos, aun cuando hay dolor, puedo
encontrar el lugar en mi corazón donde nace el amor. Cuando hago esto empiezo a
ver mi mundo a través del lente del amor y es un mundo muy diferente al que veo
cuando me tengo lastima o cuando culpo a alguien más de mis problemas.
Hace casi 400 años, en la colonia de
la bahía de Plymouth, aquellas personas que encaraban un crudo invierno, se
dieron el tiempo de juntarse con sus hermanos y
hermanas provenientes de tierras lejanas, para compartir alimentos y
celebrar todo lo bueno que había en sus vidas. ¡Aquella fue una ocasión
inolvidable!
Amor y
bendiciones para todos ustedes,
Paul
Ferrini